Los acontecimientos en relación con deportistas profesionales que han sufrido eventos coronarios y las recientes publicaciones, tanto de la Sociedad Española de Cardiología (SEC): “Guías de práctica clínica sobre la actividad física en el cardiópata” de mayo de 2020 como de la sección de Cardiología Deportiva de la Asociación Europea de Cardiología Preventiva (EAPC) del año 2019: “Recomendaciones para la participación en el tiempo libre o deportes competitivos en atletas con enfermedad coronaria”, motivan el post de hoy.
En personas con más de 35 años (incluidos los deportistas), la enfermedad de los vasos que “nutren” al corazón es la primera causa de infarto y sabemos que hay factores de riesgo cardiovascular que influyen en su presencia (p. ej. antecedentes familiares de infarto, hipercolesterolemia, tabaquismo) especialmente si se combinan.
La inactividad física es un factor que aumenta el riesgo de presentar una enfermedad coronaria. Hay estudios que permiten comprobar que el ejercicio mejora la función cardiorrespiratoria en diversas situaciones, tanto en individuos sanos como en pacientes que han sufrido un infarto, así como la relación inversa que existe entre la actividad física, la capacidad cardiovascular y la enfermedad coronaria, encontrándose un riesgo relativo de muerte debido al infarto de casi un 2% superior en las personas sedentarias cuando se las compara con grupos físicamente activos.
Por tanto es beneficioso reiniciar la actividad física después de un infarto, con un control cardiológico estrecho, que detallaremos en nuestro siguiente post.
Una pregunta habitual de nuestros clientes es si se puede detectar un infarto mientras se entrena. Sabemos que el deportista, ante un infarto, puede tener los síntomas habituales como es el dolor en el pecho, sensación de falta de aire (disnea), palpitaciones, mareos o pérdida transitoria de conciencia (síncope), que generalmente están relacionados con el esfuerzo realizado.
También pueden presentar síntomas atípicos como es la disminución de la capacidad de ejercicio o la presencia de una frecuencia cardiaca excesivamente elevada durante el ejercicio.
Y, lo que es más relevante es que hay deportistas que pueden no presentar ningún síntoma: se ha estudiado que la mayoría de deportistas con factores de riesgo cardiovascular y/o enfermedad arterial coronaria subyacente no presentan síntomas y es posible que no se detecte patología coronaria con las habituales evaluaciones médicas previas a la competición.
Por todo ello, en todas estas situaciones recomendamos la monitorización y el control preventivo del corazón de los deportistas y no deportistas con la tecnología de IDOVEN, gracias al cual podemos conocer nuestro estado cardiovascular de forma no invasiva y adelantarnos a la posible aparición de efectos.
Si necesitas más información al respecto, por favor, escríbenos a contact@idoven.ai